viernes, 3 de abril de 2015

EMBAJADORAS DE LAS TRADICIONES

MARÍA JOSÉ NUÑEZ Y ALISSON TABORGA CUELLAR

Embajadoras de las Tradiciones Cruceñas, este año entregarán las coronas a sus sucesoras.


EL DUENDE



                                                       LEYENDA DEL DUENDE:


En el año de 1996, en un lugar llamado La Barraca, una niña de 6 años, de ojos grandes y pelo lacio, muy bonita, se despertó a media noche, y al no encontrar a la madre a su lado, Salió de la casa en busca de ella. En el camino se encontró con un pequeño que le seguía. Se le reía  y la llamaba con silbidos, así fuuuuuuu. Ella sintió  miedo y comenzó a correr pero el pequeño le alcanzo y no le dejaba pasar. La niña comenzó a llorar y gritar. Él le regalaba caramelos de colores, besitos de novia y una pañoleta. Pero ella no quería nada. El duende le cantaba y le bailaba, jugaba con su cabello y le hacía muecas para entretenerla. Cuando la niña se dio cuenta, la llevaba por un callejón oscuro. Se asusto más. Unos perros empezaron a ladrar desesperados y fue cuando un vigilante que se percata de lo que sucedía y echa dos tiros al aire. El guardia se acerco a donde la niña  Que estaba llorando. La tomo en sus brazos y la llevo a su madre. La madre al ver a su hija le preguntaba una y otra vez que le había sucedido. Y la niña le conto.

Las personas que estaban allí murmuraron que eso era el Duende.

Desde aquella noche la niña era perseguida por el Duende. No se le podía dejar sola a Carmita porque el Duende la llamaba con silbidos que solo ella escuchaba.

Buscaron a una curandera, quien les dijo como ahuyentar al Duende. Le rociaron agua bendita en todo el cuerpo, rezándole el Credo y el Ave María, por nueve días consecutivos.

Con esto el Duende dejo a la niña. Lo extraño es que Carmita se sabía varias canciones y decía que el Duende le enseño con una muy bonita voz

BIBOSI EN MOTACU



                                                         BIBOSI EN MOTACÚ:

    

 Uno de los más curiosos y pintorescos casos de simbiosis vegetal que se presentan en nuestra tierra es la del árbol llamado bibosi y la palmera motacú. Tan estrechamente se enredan uno con otro y de tal modo viven unidos, que entre las gentes simples y de sencillo pensar se da como ejemplo vivo de enlace pasional. Una vieja copla del acervo popular lo expresa galanamente.

El amor que me taladra
necesita jetapú;
viviremos, si te cuadra,
cual bibosi en motacú.

Quienes saben más acerca de ello señalan de que la palmera es el sustento y la base de la unión, pese a su condición femenina, y el árbol es el que se arrima a ella en procura del mantenimiento y firmeza, no obstante su ser masculino. En siendo verídica la especie, y la observación del conjunto da a pensar que lo es, habría en ello material suficiente para especulaciones de orden social y hasta moral si se quiere.

MOJON CON CARA





                                                         EL MOJÓN CON CARA:


Hasta mediados del siglo XVIII la calle hoy denominada Republiquetas era de las más apartadas y menos concurridas de vecindario que había en esta ciudad. Las viviendas edificadas sobre ambas aceras no seguían una tras de otra sino con la breve separación de solares vacíos separados de la vía pública por cercos de cuguchi o follaje de lavaplatos.

Hacia la primera cuadra y con frente a la acera norte de dicha calle, vivía por aquella época una moza en la flor de la edad, bonita, graciosa y llena de todos los atractivos. Su madre la mimaba y cuidaba más que a la niña de sus ojos, reservándola en mente para quien la mereciera por el lado de los bienes de fortuna, la buena posición y la edad del sereno juicio.

Pero sucedió que la niña puso los ojos y luego el corazón en un mozo que, aparte la buena estampa y los desenvueltos ademanes, nada más tenía a la vista. Cuando la celosa mamá se hubo dado cuenta de que el fulano rondaba a su joya viviente, redobló la vigilancia sobre ésta, a extremos de no dejarla salir un paso. 

EL JICHI




                                                                 EL JICHI:



Para explicar lo que es el jichi conviene ante todo tomar el sendero que conduce a los tiempos de hace ñaupas y entrar en la cuenta, para este caso parcial, de cómo vivían los antepasados de la estirpe terrícola, antiguos pobladores de la llanura. Gente de parvos menesteres y no mayores alcances, la comarca que les servía de morada no les era muy generosa, ni les brindaba fácilmente todos los bienes necesarios para su subsistencia.

Para hablar del principal de los elementos de vida, el agua no abundaba en la región. En la estación seca se reducía y se presentaban días en que era dificultoso conseguirla. Así en los campos de Grigotá, en la sierra de Chiquitos y en las dilatadas vegas circundantes de ésta.

De ahí que aquellos primitivos aborígenes pusieron delicada atención en conservarla, considerándola como un don de los poderes divinos, y hayan supuesto la existencia de un ser sobrenatural encargado de su guarda. Este ser era el jichi.

EL GUAJOJO


                                                                   EL GUAJOJÓ:



En lo prieto de la selva y cuando la noche ha cerrado del todo, suele oírse de repente un sonido de larga como ondulante inflexión, agudo, vibrante, estremecedor. Se diría un llanto, o más bien un gemido prolongado, que eleva el tono y la intensidad y se va apagando lentamente como se apaga la vibración de una cuerda.

Oírle empavorece y sobrecoge el ánimo, predisponiéndole al ondular de lúgubres pensamientos y al discurrir de ideas taciturnas. Se dice que han habido personas que quedaron con la razón en mengua y punto menos que extraviadas.

Se sabe que quien emite ese canto es un ave solitaria a la que nombran de guajojó por supuestos motivos de onomatopeya. Son pocos los que la han visto, y esos pocos no aciertan a dar razones de cómo es y en donde anida. Refieren, eso sí, la leyenda que corre acerca de ella y data de tiempo antañones.

Erase que se era una joven india bella como graciosa, hija del cacique de cierta tribu que moraba en un claro de la selva. Amaba y era amada de un mozo de la misma tribu, apuesto y valiente, pero acaso más tierno de corazón de lo que cumple a un guerrero.


MITOS Y LEYENDAS CRUCEÑAS: LA VIUDITA



                                                                    La Viudita
  

En otros países de la América española y en el nuestro, aparte del Oriente, se dice simplemente "La Viuda", así en forma simple y sin afijos ni sufijos que añadan o quiten magnitud, calidad y aprecio del sujeto, o, para decirlo más adecuadamente, la sujeta. Acá decimos "La Viudita", no ciertamente con la intención de empequeñecerla o rebajarla, sino como expresión de que, pese a todo, nos cae simpática y, por tal razón, nos place nombrarla en diminutivo.

Para explicar lo que es, o más bien dicho lo que fue, pues hace tiempo dejó de mostrarse, conviene manifestar que no era, acá entre nosotros, el ente horrorizante, pavoroso y fatal de otras partes. Temido, sí, pero sólo de parte masculina, y entre ésta únicamente de cierta y determinada casta: La de los tunantes de mala fe (porque los hay de buena) y los que andan a la caza de deleites femeninos sin reparo de conciencia.

Dizque aparecía por acá y allá, siempre sola, a paso ligero y sutil y no antes de media noche. Vestía de negro riguroso, faldas largas a la moda antigua, pero talle ajustado en el busto, como para que resaltasen las prominencias pectorales. Llevaba en la cabeza un mantón cuyo embozo le cubría la frente y aquello que podían ser orejas y carrillos.

Nadie le vio jamás la cara. Cuando encontraba con varón de los comprendidos en su campo de acción, y el tal no resistía a sus tácitos encantos, ella aceptaba que la acompañase y aun le permitía ciertas liberalidades táctiles. Pero si el apetente le buscaba el rostro en la oscuridad, se oponía al intento con rápidos movimientos de cabeza o extendiendo los pliegues del mantón.

Hubiera o no convenio de ir adelante, era ella y no él quien señalaba el rumbo, con sólo dar dirección a los pasos. La despaciosa marcha concluía invariablemente en las afueras de lo entonces poblado, y había parajes por los que, al parecer, tenía predilección: Las soledades del Tao, el islerío de la pampa del Lazareto, La Poza de las Antas y la cerrazón de las riberas del Río Nuevo.

Llevado allí el pecador y presunto conquistador, la viudita se revelaba en su verdadera esencia y actuaba según sus miras. Nada de horrores, desde luego, y nada de atrocidades fantasmales. Simplemente que el quidam, en estado de alucinación, creyendo ser introducido en edenes o en acogedoras estancias, lo era en rincones precisamente contrarios, empujado por la Viudita que seguidamente desaparecía sin dejar rastro.

Cuando ya en las vecindades del día el malaventurado recuperaba el conocimiento, ahí estaba la punzante, pringosa e ignominiosa realidad. Lo que había visto como suntuosa sala no era sino envedijada ramazón llena de espinas, si es que no matorral de pica-picas con frisas y cenefas de garabatás. Si sobre mullidos colchones y bajo sedeños cobertores había creído acostarse, se encontraba tirado en un barrial y entre aguas no por cierto perfumadas.

¡Ah, condenada Viudita!.

Menos mal que aparte de la burla oprobiosa (pero aleccionadora) ningún otro daño le había inferido.

DON CHUNY CALLAU

rotagonistas
Martes,  24 de Septiembre, 2013
            'Chuny', el orgullo de ser camba
                                  Civismo. Querendón de las tradiciones.

DON ELIO CORONADO


UN HOMBRE QUE RESCATA LAS COSTUMBRES CRUCEÑAS


Don Elio Coronado, un camba 'dicharachero' y querendón
Es autoridad para hablar y practicar la tarasca, el pejichi, la tinaja con petos, los trompos y los zancos. El Día conoció su intimidad y le relata su vida.
Jueves,  8 de Septiembre, 2011


Usa sombrero 'e saó, viste camisa y pantalón blanco y calza un par de abarcas. Lleva colgado de su cintura un tari, una cola de caballo, una honda y una bandera cruceña. Es un camba de pura cepa, “dicharachero” y querendón de su tierra, y es palabra autorizada para hablar sobre los juegos populares de Santa Cruz de antaño.
Se trata de don Elio Coronado Arteaga, quien junto a “Chuni” Callaú conforma un dúo impulsor de las tradiciones y costumbres, como la tarasca, el palo encebao, la sortija a caballo o en bicicleta, el pejichi, la tinaja con petos, los trompos y los zancos.

Un recorrido por su vida. Nació un 10 de diciembre de 1942 en una humilde cuna ubicada en la polvorienta calle La Plata, por donde antes trajinaban los carretones tirados por una yunta de bueyes. “La vivencia con las abuelitas de esa época era ejemplar, eran muy sencillas y el saludo con ellas era muy animoso”, recuerda con nostalgia Don Elio, que  a sus 69 años aún vive donde nació, en la ahora calle Celso  Castedo Barba  No. 132, esquina Aroma, cerca del parque El Arenal. Aunque desde niño solía ser ingenioso con los juegos populares, fue como adulto que empezó a promoverlos gracias al apoyo del directorio de la Federación de Fraternidades Cruceñas.

Una parada en su taller. Desde muy joven don Elio siempre trabajó en su taller electromecánico “Dínamo”, que está próximo a cumplir sus bodas de oro. Dice haber dado servicios mecánicos a vehículos de personalidades notables como Noel Kempff Mercado, Hugo Banzer Suárez y hasta el propio Ernesto “Che” Guevara. Ante semejante aseveración le preguntamos  ¿Cómo se percató que era el guerrillero? Dijo, "bueno, llegaron en un jeep Toyota para que lo arreglara y lo reconocí porque era una persona muy ligada a Fidel Castro, que lo había visto antes por la televisión.  Recuerdo que tenía un maletín lleno de dólares y traían consigo una ametralladora que la portaba Inti Peredo".

Sus gratos recuerdos. Don Elio nos muestra sus historias imaginarias, plasmadas en cuadros de la comparsa  “La Tronadera”, el Golfo Pérsico Camba, el Pulpo Centralista, el Carnaval de ayer y hoy, y el Cabildo del Millón. Al observar el cuadro del Camba Florencio, se detiene y con tristeza dice que fue un baluarte de la expresión cultural de la poesía costumbrista. “Viene a ser una reminiscencia del sabor a pueblo, a campo, a chaco y potrero que es lo que él expresaba en sus poemas”, rememora, y dice que cuando estaba enfermo lo visitó con un grupo de amigos y que al verlos, tanta fue su alegría que el Camba Florencio se levantó de su lecho y les declamó una poesía. Como cruceño ejemplar, don Elio también es amante de la fauna oriental, pues tiene una bandada de tucanes en su domicilio. Su  padre fue don Roque Coronado Becerra, un prominente abogado y juez de Santa Cruz, y su madre Guadalupe Arteaga Salvatierra, de quienes tuvo 5 hermanos. Don Elio es padre de 9 hijos y su esposa es la señora Crelia Guzmán, un pilar en su rica existencia.
 
10 Años
Es el tiempo que se dedica de lleno a rescatar y promover los juegos populares del  oriente boliviano.
69 Años
Es la edad de don Elio Coronado Arteaga. Nació, creció y se reprodujo donde actualmente vive.
Es agradecido con la Federación de Fraternidades
Dice que La Federación de Fraternidades Cruceñas le brindó muchos amigos y grandes satisfacciones, que le permitieron mantener vigentes los juegos populares.

CARRERA DE EMBOLSAO


TINAJA CON PETOS


TROMPO


PALO ENSEBAO


EL ENCHOQUE


EL PEJICHI


JUEGOS TIPICOS:RAYUELA


SOPA DE MANI


PICANTE


KEPERI


LOCRO


MAJADITO


COMIDAS TIPICAS


Se tiene por referencia que desde la época anterior a la colonia, la base de la alimentación del habitante oriental fue la yuca, aunque también se consumía maíz, camote, calabazas y frijoles, además de una variedad carnes de animales, frutas silvestres y pescados.
Con la llegada de los españoles se introdujo el cultivo de arroz y el de plátano incorporándose estos productos a la dieta diaria.
Hoy en día en Santa Cruz la carne vacuna y el churrasco es una de las comidas favoritas. Sin embargo, los platos típicos mas representativos son: el majao, locro carretero, pacumuto y la sopa de maní.
Los pasteles son variados y usualmente son salados y dulces, ya que se preparan con queso, yuca, choclo, arroz y guineo.
A continuación presentamos una lista de comidas típicas, horneados y bebidas para su conocimiento.
  • Comidas
    • Locro de gallina
    • Majadito
  • Horneados Típicos:
    • Arepas
    • Zonzos en Pacumuto
    • Cuñapeces
  • Refrescos Típicos
    • Chicha
    • Somo
    • Refresco de tamarindo
    • Refresco guayaba
    • Achachairú

SIMBOLOS DE LA CRUCEÑIDAD