Don Elio Coronado, un camba 'dicharachero' y querendón
Es autoridad para hablar y practicar la tarasca, el pejichi, la tinaja con petos, los trompos y los zancos. El Día conoció su intimidad y le relata su vida.
Jueves, 8 de Septiembre, 2011
Usa sombrero 'e saó, viste camisa y pantalón blanco y calza un par de abarcas. Lleva colgado de su cintura un tari, una cola de caballo, una honda y una bandera cruceña. Es un camba de pura cepa, “dicharachero” y querendón de su tierra, y es palabra autorizada para hablar sobre los juegos populares de Santa Cruz de antaño.
Se trata de don Elio Coronado Arteaga, quien junto a “Chuni” Callaú conforma un dúo impulsor de las tradiciones y costumbres, como la tarasca, el palo encebao, la sortija a caballo o en bicicleta, el pejichi, la tinaja con petos, los trompos y los zancos.
Un recorrido por su vida. Nació un 10 de diciembre de 1942 en una humilde cuna ubicada en la polvorienta calle La Plata, por donde antes trajinaban los carretones tirados por una yunta de bueyes. “La vivencia con las abuelitas de esa época era ejemplar, eran muy sencillas y el saludo con ellas era muy animoso”, recuerda con nostalgia Don Elio, que a sus 69 años aún vive donde nació, en la ahora calle Celso Castedo Barba No. 132, esquina Aroma, cerca del parque El Arenal. Aunque desde niño solía ser ingenioso con los juegos populares, fue como adulto que empezó a promoverlos gracias al apoyo del directorio de la Federación de Fraternidades Cruceñas.
Una parada en su taller. Desde muy joven don Elio siempre trabajó en su taller electromecánico “Dínamo”, que está próximo a cumplir sus bodas de oro. Dice haber dado servicios mecánicos a vehículos de personalidades notables como Noel Kempff Mercado, Hugo Banzer Suárez y hasta el propio Ernesto “Che” Guevara. Ante semejante aseveración le preguntamos ¿Cómo se percató que era el guerrillero? Dijo, "bueno, llegaron en un jeep Toyota para que lo arreglara y lo reconocí porque era una persona muy ligada a Fidel Castro, que lo había visto antes por la televisión. Recuerdo que tenía un maletín lleno de dólares y traían consigo una ametralladora que la portaba Inti Peredo".
Sus gratos recuerdos. Don Elio nos muestra sus historias imaginarias, plasmadas en cuadros de la comparsa “La Tronadera”, el Golfo Pérsico Camba, el Pulpo Centralista, el Carnaval de ayer y hoy, y el Cabildo del Millón. Al observar el cuadro del Camba Florencio, se detiene y con tristeza dice que fue un baluarte de la expresión cultural de la poesía costumbrista. “Viene a ser una reminiscencia del sabor a pueblo, a campo, a chaco y potrero que es lo que él expresaba en sus poemas”, rememora, y dice que cuando estaba enfermo lo visitó con un grupo de amigos y que al verlos, tanta fue su alegría que el Camba Florencio se levantó de su lecho y les declamó una poesía. Como cruceño ejemplar, don Elio también es amante de la fauna oriental, pues tiene una bandada de tucanes en su domicilio. Su padre fue don Roque Coronado Becerra, un prominente abogado y juez de Santa Cruz, y su madre Guadalupe Arteaga Salvatierra, de quienes tuvo 5 hermanos. Don Elio es padre de 9 hijos y su esposa es la señora Crelia Guzmán, un pilar en su rica existencia.
Un recorrido por su vida. Nació un 10 de diciembre de 1942 en una humilde cuna ubicada en la polvorienta calle La Plata, por donde antes trajinaban los carretones tirados por una yunta de bueyes. “La vivencia con las abuelitas de esa época era ejemplar, eran muy sencillas y el saludo con ellas era muy animoso”, recuerda con nostalgia Don Elio, que a sus 69 años aún vive donde nació, en la ahora calle Celso Castedo Barba No. 132, esquina Aroma, cerca del parque El Arenal. Aunque desde niño solía ser ingenioso con los juegos populares, fue como adulto que empezó a promoverlos gracias al apoyo del directorio de la Federación de Fraternidades Cruceñas.
Una parada en su taller. Desde muy joven don Elio siempre trabajó en su taller electromecánico “Dínamo”, que está próximo a cumplir sus bodas de oro. Dice haber dado servicios mecánicos a vehículos de personalidades notables como Noel Kempff Mercado, Hugo Banzer Suárez y hasta el propio Ernesto “Che” Guevara. Ante semejante aseveración le preguntamos ¿Cómo se percató que era el guerrillero? Dijo, "bueno, llegaron en un jeep Toyota para que lo arreglara y lo reconocí porque era una persona muy ligada a Fidel Castro, que lo había visto antes por la televisión. Recuerdo que tenía un maletín lleno de dólares y traían consigo una ametralladora que la portaba Inti Peredo".
Sus gratos recuerdos. Don Elio nos muestra sus historias imaginarias, plasmadas en cuadros de la comparsa “La Tronadera”, el Golfo Pérsico Camba, el Pulpo Centralista, el Carnaval de ayer y hoy, y el Cabildo del Millón. Al observar el cuadro del Camba Florencio, se detiene y con tristeza dice que fue un baluarte de la expresión cultural de la poesía costumbrista. “Viene a ser una reminiscencia del sabor a pueblo, a campo, a chaco y potrero que es lo que él expresaba en sus poemas”, rememora, y dice que cuando estaba enfermo lo visitó con un grupo de amigos y que al verlos, tanta fue su alegría que el Camba Florencio se levantó de su lecho y les declamó una poesía. Como cruceño ejemplar, don Elio también es amante de la fauna oriental, pues tiene una bandada de tucanes en su domicilio. Su padre fue don Roque Coronado Becerra, un prominente abogado y juez de Santa Cruz, y su madre Guadalupe Arteaga Salvatierra, de quienes tuvo 5 hermanos. Don Elio es padre de 9 hijos y su esposa es la señora Crelia Guzmán, un pilar en su rica existencia.
10 Años
Es el tiempo que se dedica de lleno a rescatar y promover los juegos populares del oriente boliviano.
Es el tiempo que se dedica de lleno a rescatar y promover los juegos populares del oriente boliviano.
69 Años
Es la edad de don Elio Coronado Arteaga. Nació, creció y se reprodujo donde actualmente vive.
Es la edad de don Elio Coronado Arteaga. Nació, creció y se reprodujo donde actualmente vive.
Es agradecido con la Federación de Fraternidades
Dice que La Federación de Fraternidades Cruceñas le brindó muchos amigos y grandes satisfacciones, que le permitieron mantener vigentes los juegos populares.
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